Caperucita En
Manhattan es un cuento moderno, una fábula contemporánea, una ficción con un
trasfondo de realidad. La autora utiliza el cuento infantil para transmitir la
soledad de la vida en las grandes ciudades y advertir de los peligros que, como
si del oscuro bosque se tratara, se esconden entre sus calles e individuos. La
acción, como bien indica el título transcurre en el popular distrito
neoyorquino, y la protagonista es una niña de edad similar a la de la caperuza
encarnada; ambas realizan un viajes iniciático en el que se pondrá a prueba su
valor y con en el que querrán satisfacer el ansia de conocimiento personal. Es
curioso que, tanto una como otra van a despertar el gusanillo explorador en el
camino a casa de sus respectivas abuelas. Y con tarta incluida... En el caso
actual, la niña, quiere visitar a la suya, residente en la otra punta de la
ciudad para llevarle un pastel y hacerle compañía; Caperucita se encuentra al
lobo; nuestra protagonista, por el contrario, a una extraña mujer que dice ser
la estatua de la libertad . Ambos personajes poseerán el mismo fin, ofrecer lo
prohibido, el conocimiento vetado al mundo de los adultos. Por eso es un viaje
hacia lo desconocido es una búsqueda, una transformación, una paso evolutivo
más... la transformación de la inocencia infantil en la firmeza de la madurez
adulta. Carmen Martín Gaite utiliza un tono jocoso e ingenuo, utilizando
personajes estrambóticos y poco usuales; partiendo de una abuela inquieta y
vitalista a un curioso hombre de negocios preocupado por conseguir la receta de
la tarta perfecta. La personificación que hace de la estatua de la Libertas le confiere un
aura de parábola con mensaje final. Añadir que la escritora, en el prólogo,
deja claro que se trata de un episodio autobiográfico, lo que produce una mayor
complicidad y empatía entre los/as lectores/as y ella. Puede recordar su
lectura y, sobre todo, su mensaje a El Principito de Antóine de Saint Exúpery,
y a Momo de Michael Ende; en ambos libros (más bien cuentos para adultos),
aparece el viaje de la búsqueda personal, la lucha entre la fuerzas del Bien y
del Mal, y el paso de la niñez al estado adulto con lo que ellos conlleva: el
fin de un mundo de ensoñación y el comienzo de otro más sombrío y
competitivo.
Sin embargo, más que llevarnos al desasosiego o a la tristeza, lo que se
entresaca de lo lectura de este libro es un mensaje de optimismo y un canto
hacia la vida y, lo más importante, a la defensa de nuestro niño/a interior
como única posibilidad de sobrevivir en la actualidad a la vida de las grandes
ciudades. Una delicia de lectura, una evocación a nuestro lado más tierno e
ingenuo, que no viene mal en estaos tiempos de prisas y feroz materialismo.
Para conocer a Carmen MartínGaite pulsa en su nombre y haz el puzzle.
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